Marco de Copa Libertadores, como cada partido de esta gloriosa competición. El marco, sin embargo, no pudo tapar el particular aroma que emana del hermoso Riachuelo que roza el estadio Armando (que no es por D10S).
Los más de 5 mil leprosos (nos dieron 5 mil entradas pero siempre son más) subimos a duras penas la escalera interminable a la lejana tercera bandeja que estaba vez contaba, para nuestra alegría, con una apertura al codo de Turistas que siempre está ocupado por bosteros alemanes, chinos y japoneses (los bolivianos y paraguayos tienen a su disposición el resto del estadio) en el torneo de cabotaje.
Salen los equipos a la cancha y los recibimos con banderitas y cantitos de lujo. Empieza el partido y, la verdad, el primer tiempo lo sufrimos como la puta madre que los re mil verga parió. Nos presionaron, nos sacaron la pelota, le cerraron los espacios a la gambeta de Pomelo (?) y tuvieron un par de jugadas claritas. A eso sumemos que la cancha estaba imposible por la humedad y la arena que tiró el Virrey Cisneros. El Patón igual insistía en paralizar corazones saliendo de abajo.
Bianchi ordenando ensuciar la cancha como hace Arsenal |
Los minutos se fueron comiendo entre tiki tiki intrascendente de los hombres del hombre visera y el intento de correr un poco de un Riquelme casi ex jugador. Resumen: un 0 en todo, hasta en los marcadores.
En conclusión, fuimos a la Boca para equivocarnos en el ingreso, subir escaleras como atleta que se prepara para el Iron Man (a vos, niño malinformado, el Iron Man es un triatlón que tiene más kilómetros que goles errados por Figueroa) y empatar sin goles de visitante. Lo positivo, en el Coloso les tenemos que ganar!!!
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