9 de junio de 2013

Abrace al rival

A continuación les dejo un texto del sitio brasilero Impedimento, el cual me tomé la molestia de traducir para facilitarle la comprensión al lector. Me parece un punto de vista mas que interesante a la hora de repensar el futbol argentino, la plataforma televisiva Futbol Para Todos, y como desde las esferas dirigenciales se promovió un prototipo de hincha de futbol violento e irreflexivo, incapaz de compartir un estadio con su rival, con su propio equipo o incluso con gente de su propio equipo, por lo que resulta mas conveniente que nos sentemos todos en nuestras casas a ver los partidos por televisión y no desplazarnos mas a los estadios, tocuen del AFA plus mediante, hecho que quedó de manifiesto ayer tras los disturbios entre la policía y la gente de LCDTMAB mientras en la televisión no se emitió reflexión alguna, habida cuenta de los beneficios que les traen estos episodios.

Tambien hay que hacer la salvedad del fenómno que está ocurriendo en Brasil con la renovación de los estadios para el próximo Mundial, y ademas señalar que Newell's, con su condición de club recientemente recuperado por los socios, permanece exento de algunas características del futbol hipermercantilizado que se describen en el texto, pero nadie puede negar que en un futuro este tipo de cosas vaya a ocurrir, como ya pasó en cierto modo en las últimas épocas del Lopezato.

Con ustedes "Abrace al rival":

Mi abuelo dice que hablaba poco, pero prestaba mucha atención. Como mi padre cuenta que, cuando era un niño, escuchó de su maestro que la tierra estaba formada por tres cuartas partes del agua y se puso a pensar: ¿donde había tanta agua, si solo conocía dos o tres lagos dentro de Formigueiro?

También hablo poco, presto mucha atención y me parece bastante tonto. Cuando Collor fue acusado, por unas horas su puesto quedó vacante. Fui a la ventana de mi casa y grité para que el barrio me escuchara: "me declaro como el Presidente de la República". Hoy en día, pasa un autobús que no es mío y pienso en entrar y pedirle al colectivero que cambie el recorrido y me deje cerca de casa. Cosas así. Me parecen absurdas las convenciones de la sociedad.

En el fútbol, por ejemplo, me pregunto ¿qué pasaría si los jugadores ignoraran el gol mal anulado por el árbitro, celebraran y pusieran la bola en el centro para reanudar el partido? Es el respeto a las decisiones del árbitro; después de todo, una mera Convención.

Pienso boludeces, digo. Es por eso que últimamente he estado pensando en esos convenios implícitos del fútbol. Y me pregunto ¿qué nos lleva a alentar a un determinado equipo, digo, no lo que nos llevó a hinchar, pero que nos impulsa a seguir alentando? ¿Que nos hace creer que el equipo que está en el Coloso es de hecho nuestro equipo del corazón?

En el campo, un equipo de fútbol está representado por los jugadores contratados por el Club. Pero estos jugadores son profesionales, como ellos mismos insisten en repetirlo. Hoy juegan en nuestro equipo, pero mañana puede ser en cualquier lugar, incluso en el rival. Salvo raras excepciones, los jugadores no son lo mismo que el Club.

Las camisetas diferentes sirven para mostrarnos que un equipo juega contra el otro. Pero también cambian. Cambinr los colores, el diseño, incluso cambian los escudos en algunos casos severos. Otros están cubiertos por publicidad. Entonces una camiseta no define más que ese, como un determinado equipo de futbol. El nuestro, en este caso.

Un equipo de fútbol se identifica por su historia. Y ella se materializa en concreto en el estadio construido por el esfuerzo de líderes desinteresados y los hinchas a lo largo de la historia. Cuando estamos en esa tribuna plagada de títulos y tragedias, sabemos exactamente a qué equipo estamos vitoreando.

Pero son tiempos de "Arena". Los estadios que no están desapareciendo estan siendo descaracterizados. Se dificulta distinguirlos: todos parecen entre sí y todos ellos parecen a grandes represas hidroeléctricas con sillones. No hay nada en los estadios nuevos o renovados que nos haga identificarnos a nuestro equipo del corazón.

En esta etapa del texto el lector ya debe estar enojado con estas reflexiones. Un equipo es un equipo, y su alma está en sus hinchas, dirá el lector enojado.

Pero, mire, por otra parte, el mismo proceso que descaracteriza expulsa a los hinchas de las canchas. El nuevo fútbol requiere espectadores-consumidores quienes puedan disfrutar de la experiencia de juego. El hincha que sufre, grita y tira para el equipo ya no es agradable. Sin nuestros compañeros de desgracia, ¿por qué todavía alentamos a ese equipo si ya no lo reconocemos?

Esta mala costumbre me tiene quieto pensando como los cocodrilos mientras sigo los partidos de mi cuadro. ¿Por qué vibro cuando hace un gol?, ¿por qué me molesta cuando pierde?, ¿por qué diablos yo sufro por un equipo que es cada vez más difícil reconocer como mi equipo del corazón?

Porque, dicen, nada hay más molesto en la vida de una cargada partidaria de un rival. Implacable y también molesta, agria, injusta, la cargada viene después de cada derrota, cada eliminación, cada fiasco. No importa que los jugadores no esten identificados con nuestro cuadro, haya cambiado la camiseta y el escudo, que el Club se haya convertido una empresa, un teatro y el hincha un cliente. El mismo rival siempre estará ahí para demostrar por qué nos preocupamos por nuestro equipo.

Para no dejarse engañar por quienes se dejaron llevar por la termez, la violencia y la demencia bajo aires de "rivalidad". La identidad del rival es una de los últimas que tenemos en relación a nuestro propio equipo. La cargada es nuestra última trinchera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Rste es el face de marcelo vezzani el hijo de puta que trabaja en negro en el club y amigos de la cd que revende entradas en los partidos de la copa http://www.facebook.com/#!/marcelo.vezzani , ni olvido ni perdon para todos estos hijos de mil puta que lucran con newell's

Pachorra Smaldone dijo...

Muy recomendable Impedimento, siempre lo leo. Esto que tradujiste me parece genial.